Sid era una fea oruga de ojos anaranjados. Se pasaba la vida
arrastrándose y retorciéndose sobre el polvo de la tierra. Un día,
a Sid se le ocurrió una idea tremenda; se deslizó hacia arriba por
el tallo de un arbusto, escogió una rama y emitió una sustancia
translúcida sobre la superficie. Con el líquido formó una especie
de botón, se dio vuelta y pegó la parte posterior de su cuerpo en el
botón, después se encorvó en forma de "J", se arrolló y comenzó a
construir una casa alrededor de sí misma.
Al tiempo, Sid se había cubierto completamente y ya no se podía
ver. Todo se volvió muy quieto, parecía que nada en absoluto estaba
sucediendo, pero la verdad es que había pasado mucho; la
metamorfosis estaba ocurriendo.
Un día, Sid comenzó a subir las persianas de su casa. Adentro se
podía ver una variedad de colores, otro día ocurrió una erupción.
La casa de Sid se estremeció con violencia, el pequeño capullo se
sacudió y tembló hasta que una grande y hermosa ala sobresalió por
una de las ventanas. Sid la estiró en toda su gloria, y continuó su
obra hasta que otra magnífica ala emergió de otra ventana al lado
opuesto de la casa.
Uno hubiera querido ayudar a Sid en esa etapa de su vida, pero no se
podía, porque cualquier intento para ayudarla a quitar su casa de
encima hubiera mutilado a Sid para el resto de su vida. De manera
que hubo que dejar que se convulsionara y se retorciera hasta quedar
libre sin ninguna intervención externa.
Con el tiempo, Sid se separó de su casa, dio algunos pasos por la
rama, se estiró y desplegó sus bellas alas. No era nada semejante a
la vieja oruga que una vez fue. Sid bajó del arbusto, pero no para
volver a arrastrarse y deslizarse sobre el polvo. Sid despegó con
una nueva clase de poder: "poder de vuelo". Ahora, en lugar de
tragar polvo, Sid vuela de flor en flor, disfrutando del dulce
néctar en la maravillosa creación de Dios.
BENDICIONES TE DESEA ,MINISTERIO JESUS ES NUESTRA SOLUCION,,
arrastrándose y retorciéndose sobre el polvo de la tierra. Un día,
a Sid se le ocurrió una idea tremenda; se deslizó hacia arriba por
el tallo de un arbusto, escogió una rama y emitió una sustancia
translúcida sobre la superficie. Con el líquido formó una especie
de botón, se dio vuelta y pegó la parte posterior de su cuerpo en el
botón, después se encorvó en forma de "J", se arrolló y comenzó a
construir una casa alrededor de sí misma.
Al tiempo, Sid se había cubierto completamente y ya no se podía
ver. Todo se volvió muy quieto, parecía que nada en absoluto estaba
sucediendo, pero la verdad es que había pasado mucho; la
metamorfosis estaba ocurriendo.
Un día, Sid comenzó a subir las persianas de su casa. Adentro se
podía ver una variedad de colores, otro día ocurrió una erupción.
La casa de Sid se estremeció con violencia, el pequeño capullo se
sacudió y tembló hasta que una grande y hermosa ala sobresalió por
una de las ventanas. Sid la estiró en toda su gloria, y continuó su
obra hasta que otra magnífica ala emergió de otra ventana al lado
opuesto de la casa.
Uno hubiera querido ayudar a Sid en esa etapa de su vida, pero no se
podía, porque cualquier intento para ayudarla a quitar su casa de
encima hubiera mutilado a Sid para el resto de su vida. De manera
que hubo que dejar que se convulsionara y se retorciera hasta quedar
libre sin ninguna intervención externa.
Con el tiempo, Sid se separó de su casa, dio algunos pasos por la
rama, se estiró y desplegó sus bellas alas. No era nada semejante a
la vieja oruga que una vez fue. Sid bajó del arbusto, pero no para
volver a arrastrarse y deslizarse sobre el polvo. Sid despegó con
una nueva clase de poder: "poder de vuelo". Ahora, en lugar de
tragar polvo, Sid vuela de flor en flor, disfrutando del dulce
néctar en la maravillosa creación de Dios.
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