De todas las criaturas, la oveja es una de las más tímidas e indefensas, y en el
Oriente el cuidado del pastor por su
rebaño es incansable e incesante. Antiguamente, como ahora, había poca seguridad
fuera de las ciudades amuralladas. Los merodeadores de las tribus errantes, o
las bestias feroces que tenían sus guaridas entre las rocas, acechaban para
saquear los rebaños. El pastor velaba por su rebaño, sabiendo que lo hacía con
peligro de su propia vida. Jacob, que cuidaba los rebaños de Labán
en los campos de Harán, dice, describiendo su infatigable labor: "De día me
consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos" (Gén.
31: 40). Y fue mientras cuidaba las ovejas de su
padre, cuando el joven David, sin ayuda, hacía frente al león y al oso, y
arrebataba de entre sus colmillos el cordero robado.
Mientras el pastor
guía su rebaño por sobre las colinas rocosas, a través de los bosques y de las
hondonadas desiertas, a los rincones cubiertos de pastos junto a la ribera de
los ríos; mientras lo cuida en las montañas durante
las noches solitarias, lo protege de los ladrones y con ternura atiende a las
enfermizas y débiles, su vida se unifica con la de sus ovejas. Un fuerte lazo de
cariño lo une a los objetos de su cuidado. Por grande que sea su
rebaño, él conoce cada oveja. Cada una tiene su nombre, al cual responde cuando
la llama el pastor.
Como un pastor terrenal conoce sus ovejas, así el
divino Pastor conoce su rebaño, esparcido por el mundo. "Y vosotras, ovejas
mías, ovejas de mi pasto, hombres sois, y yo vuestro Dios, dice el Señor Jehová".
Jesús dice: "Te puse nombre, mío eres tú".""He aquí que en las palmas te tengo
esculpida" (Eze. 34: 31; Isa. 43: 1; 49:16).
Jesús nos conoce individualmente, y
se conmueve por el sentimiento de nuestras flaquezas. Nos conoce a todos por nombre.
Conoce la casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dio a veces
instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta ciudad, a
tal casa, para hallar a una de sus ovejas.
Cada alma es tan plenamente
conocida por Jesús como si fuera la única por la cual el Salvador murió. Las
penas de cada uno conmueven su corazón. El clamor por auxilio penetra en su
oído. El vino para atraer a todos los hombres a sí. Los invita: "Seguidme", y su
Espíritu obra en sus corazones para inducirlos a venir a él. Muchos rehusan ser
atraídos. Jesús conoce quiénes son. Sabe también quiénes oyen alegremente su
llamamiento y están listos para colocarse bajo su cuidado pastoral. El dice:
"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen". Cuida a cada una como si no
hubiera otra sobre la haz de la tierra.- El Deseado de todas las gentes , págs.
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jueves, 28 de febrero de 201319:23:00
EL PASTOR CONOCE A CADA OVEJA
By Jhon Burga Caro
jueves, 28 de febrero de 2013