"¡Cercado!"

miércoles, 5 de noviembre de 2014
"¡Cercado!"
Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Mateo 22:15.



Mientras Cristian se coloca la corbata antes de dirigirse al trabajo, nota un aire de tristeza en su mirada, y se pregunta: "¿Qué pasa conmigo?" Continúa observando su rostro. Concluye que el motivo de esa preocupa­ción es la insistente persecución de sus compañeros de trabajo. La actitud hostil de sus amigos está afectando su ánimo, y últimamente siente un leve temor inconsciente al ir a la oficina.
Todo empezó cuando Cristian descubrió la Biblia, y quiso compartirla con sus colegas: unos se burlaron, otros se mantuvieron indiferentes y otros, incluso, dejaron de hablar con él. Pero, desde el día en que Cristian se bau­tizó, las cosas empeoraron: últimamente, los colegas lo cercan, observaban todo lo que él hace y dice, con la intención de hallar alguna falta en sus ac­titudes y reprocharle que es un hipócrita, al decir que su vida ha cambiado desde que conoce a Jesús.
El versículo de hoy presenta a Jesús, al enfrentar las mismas circunstan­cias que Cristian. Con una diferencia: los fariseos hacían las mismas cosas que los colegas de nuestro joven no solo con el propósito de burlarse o de­jarlo en ridículo, sino con el objetivo de condenarlo y matarlo.
En la vida cristiana, muchas veces vas a pasar por ese tipo de situaciones. Gente que te observa solo con el deseo de encontrar una aparente contra­dicción entre lo que dices y lo que haces; gente que, muchas veces, va a pre­guntar sobre tu fe solo para encontrar algún error. Sí dices "Sí", te acusarán y condenarán por la respuesta afirmativa; si dices "No", vendrán contra ti por haber negado. Nada de lo que hagas o dejes de hacer los satisfará. Te arrinco­narán en una esquina de la argumentación, con el objetivo de hacerte perder la paciencia y exasperarte.
No les hagas caso; no reacciones defensivamente. Es eso lo que buscan. Pide a Dios mansedumbre, ternura, paciencia. Muchas veces, por detrás de las personas con ese tipo de actitud, hay gente sincera, que es tocada por el Espíritu Santo, mediante la simplicidad y la nobleza de tu reacción.
Sal hoy, sabiendo que vives en un mundo en el cual el camino no está siempre alfombrado de rosas para los hijos de Dios. Pero, a pesar de eso, las mismas espinas que muchas veces hacen sangrar tus pies son las bendicio­nes que el Señor te está preparando. Así fue con Jesús: "Fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra".


Pr. Alejandro Bullon Paucar.

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