Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
ciertamente hay Dios que juzga en la tierra. Salmo 58:11.
¿Q
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ue si hay motivos para entristecerse y ponerse nervioso, frente a las
circunstancias injustas de este mundo? ¡Claro que los hay! Y mu-
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chos, todos los días, en todos los lugares.
A César, por ejemplo, lo despidieron hoy del empleo, por no encubrir
una mentira del jefe.
–¡Nadie va a morir por eso! No estamos matando ni robando. Si no estás
de acuerdo, me pruebas que tienes la mente estrecha, y no necesito ese tipo
de gente en mi empresa –le dijo el dueño, antes de despedirlo.
Al salir a la calle, César sintió que la tierra temblaba bajo sus pies. ¿Qué
hacer? ¿Adónde ir? ¿Cómo enfrentar ahora los compromisos? Con su sueldo,
pagaba la universidad y le faltaban solo cinco meses para graduarse.
–¡Es injusto, Dios mío, es injusto! –repetía mientras se encaminaba a la
parada del ómnibus, en medio de la multitud indiferente.
Entonces, dime: ¿hay motivos para entristecerse y ponerse nervioso, ante
las circunstancias injustas de este mundo? Sin embargo, el versículo de hoy
afi rma que, a pesar de esas injusticias, hay un Dios que juzga, en la tierra.
Esta no es una esperanza de justicia futura, allá, en el cielo. En las dos
frases del versículo, el salmista habla en tiempo presente: “Hay galardón” y
“Dios juzga”. No dice “habrá” ni “juzgará”, sino hay y juzga.
Quiere decir que, aunque el pecado domina el planeta trayendo dolor,
injusticia y muerte, Dios no permanece indiferente al sufrimiento de sus
hijos. Puede parecer que sí; pero el tiempo (y no necesita ser mucho) te pro-
bará que el Señor está atento a lo que te sucede.
César encontró empleo en una empresa en la que permanece hasta hoy.
Después de su graduación, escaló mucho dentro de la empresa. Actualmen-
te, es uno de los gerentes.
El ex jefe fue preso en medio a un escándalo público, y gente inocente,
como lo era César, fue involucrada por apoyar la mentira, por miedo de
perder el empleo.
Por eso, hoy, a pesar de las posibles injusticias que puedas estar sufrien-
do, enfrenta las circunstancias más difíciles recordando que “ciertamente
hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra”.