Otro ángel lo siguió,
diciendo: «Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad» (Apocalipsis 14:8).
Sin embargo, mucha gente ha decidido permanecer en Babilonia, algunos por ignorancia y otros por renuencia. Dios, que «no quiere la muerte del impío», manda un mensaje urgente para que salgamos de ella y no participemos «de sus pecados» ni recibamos «sus plagas» (Apoc. 18:4).
El quiere que pronto disfrutemos de la Tierra Nueva y podamos estar en compañía de los seres celestiales. Por eso desea que nos convirtamos en sus voceros de este mensaje de salud y de salvación.
La obra de Dios ha de ser llevada adelante con poder. Necesitamos el bautismo del Espíritu Santo. Necesitamos comprender que Dios añadirá a las filas de su pueblo hombres de habilidad e influencia que han de hacer su parteen amonestar al mundo.
No todas las personas que hay en el mundo son licenciosas y perversas. Dios tiene muchos miles que no han doblado la rodilla ante Baal. Hay hombres y mujeres temerosos de Dios en las iglesias caídas. Si esto no fuera así, no se nos daría el mensaje siguiente: "Ha caído la gran Babilonia". "Salid de ella pueblo mio" (Evangelismo, p. 53).
Por ejemplo, está ganando terreno la idea de que si algo me hace sentir bien es bueno para mi persona, y eso es todo lo que cuenta. En lugar de actuar por principios, parecería que actuamos guiados por los sentimientos.
Querida hermana, debemos rendirnos y aceptar todo lo que Jesús está haciendo por nuestra salvación..