Babilonia se reinventa
Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra. Génesis 11:9.
Después de 1903, A. T. Jones se volvió implacable en su ataque contra Daniells, Elena de White y la estructura de la iglesia. Para él, la libertad religiosa había llegado a ser libertad de la organización eclesiástica.
En 1907, Daniells advirtió que Jones y otros buscaban “sembrar descontento entre las iglesias aisladas; donde pueden encontrar una iglesia que está descoyuntada del cuerpo, avivarán el descontento hasta convenirlo en llama y, si es posible, los inducirán a separarse de la organización general”.
En cuanto a la Asociación General, Jones predijo que “iba a haber un quiebre y una desintegración tan completa de eso, que no quedarla nada”.
Elena de White percibió que, en su campaña en favor del congregacionalismo, Jones y sus colegas estaban tratando de hacer volver al adventismo a la Babilonia de la confusión, de la que ella y su esposo se habían esforzado tanto en sacar al movimiento en la década de 1850. En 1907, escribió: “¡Oh, cómo se regocijarla Satanás si tuviera éxito en sus esfuerzos por infiltrarse en medio de este pueblo y desorganizar la obra en un momento cuando la organización completa es esencial, puesto que será el mayor poder […] para refutar pretensiones que no tienen apoyo en la Palabra de Dios! Necesitamos sujetar las riendas en forma pareja, para que no se destruya el sistema de organización y orden que se ha levantado gracias a una labor sabia y cuidadosa […]. Algunos han adelantado la idea de que, a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de toda organización religiosa. Pero, he sido instruida por el Señor en el sentido de que en esta obra no existe tal cosa como que cada hombre puede ser independiente” (TM 489).
En 1909, el año en que la iglesia debió desfraternizar a Jones, ella habló de “almas engañadas” que propugnan “el espíritu de desorganización”. Si bien dejaba margen para la opinión independiente, siguió diciendo firmemente: “Tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la Tierra, cuando están reunidos en el Congreso de la Asociación General” (77 9:206,209). Así que, se puso del lado de Daniells en términos muy claros; aunque continuó advirtiendo a él acerca de ejercer demasiado control personal. El ideal de ella era la unidad en la diversidad.
Ahora sabes por qué es importante rechazar las apelaciones periódicas al congregacionalismo dentro del adventismo. La reforma es una cosa, pero la revolución en pro de los actos desarticulados es otra totalmente diferente.