Velad y orad, para que no entréis en tentación
Entonces Pedro le dijo: “Aunque todos se escandalicen, yo no Marcos 14:29
Acercándose los que por allí estaban, dijeron a Pedro: “Verdaderamente también tú eres de ellos… ”. Entonces él comenzó a maldecir, y a jurar: “No conozco al hombre Mateo 26:73, 74
En la víspera de su martirio, Jesús dijo que Pedro, esa misma noche, lo negaría tres veces antes de que el gallo cantara. En más de una ocasión me pregunté: “¿Cómo pudo Pedro negar a su Señor habiendo visto las maravillas que realizó y presenciado su gloria en el monte de la transfiguración?”. Pedro juró al Señor que no lo abandonaría, aunque todos los demás lo hicieran. ¿Por qué se acobardó cuando lo reconocieron como su discípulo? ¿No era este el mismo Pedro que había cortado la oreja del hombre que intentaba apresar a Jesús? ¿No había él afirmado que, si fúera necesario, iría con Jesús a la muerte? ¡Pobre Pedro!; a pesar de cuánto amaba al Maestro, le faltó valor ante la prueba. Cuando las circunstancias cambiaron, negó a su Señor. ¡Cuánto dolor debe de haberle causado a Jesús!
Pocas horas antes, Jesús les había pedido a sus discípulos que velaran y oraran para que no cayeran en tentación, pero ninguno de ellos, ni siquiera el valiente Pedro, pudo velar una hora. Su falla consistió en no permanecer velando como su Maestro les había pedido. Se dejaron dominar por el sueño, por su debilidad humana. Ninguno entendió la urgencia de su consejo: “Velad y orad, para que no entréis en tentación”.
El tiempo que pasamos a los pies del Señor es crucial para ser fortalecidas. No podemos confiar en nosotras mismas y creer que, porque amamos al Señor, nos mantendremos fuertes y firmes en la hora de la prueba. Pidamos al Señor que despierte en nosotras el sentido de urgencia que prevaleció en Jesús gracias a su vida de oración constante. Mis batallas más difíciles han sido ganadas por el poder maravilloso de Dios. Anhelo que sientas la urgencia del consejo de Dios: “Velad y orad” para que, en el día que tengas que dar cuenta de tu fe, no niegues a tu Señor, sino que salgas victoriosa como él