¿Cómo Dejar Que Dios Te Consuele?
Dios puede hacer que te sientas bien en las situaciones más incómodas y desagradables. Te puede sacar de problemas que pensaste nunca podrías resolver. Puede darte paz, aun en medio de experiencias traumáticas. En algún momento de tu vida, experimentarás el amor y también la pérdida.
El perder algunas cosas te ayudará de hecho a apreciar lo que todavía tienes. El pasar por la derrota hace que se saboree más el éxito.
¿Cómo vas a celebrar las victorias si nunca has pasado por la derrota?
Vivirás cada día no sabiendo lo que deparará el mañana, pero con la seguridad de que todos tus mañanas están en manos de Dios, y no en manos de tu jefe, tu asesor financiero, tu pareja o cualquier otra persona. Ni tampoco están en tus manos, para que los puedas manipular y controlar. No, ¡todos tus mañanas están en las manos de Dios!
Por lo tanto, hagas lo que hagas, esfuérzate por conocerlo mejor, porque lo necesitas. Y Él siempre estará ahí para ayudarte. Estará allí cuando todos se hayan ido y hayas perdido todo. Estará allí en tus horas más sombrías. La promesa que te da es:
Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría (Salmo 30:5). Aunque la noche sea muy larga, siempre llega la mañana, y con ella el gozo del Señor.
Insisto: Por muy larga y oscura que sea la noche, siempre vas a llegar a ver el amanecer, ¿no es verdad? Su gracia te ha protegido, ha suplido tus necesidades, te ha dado seguridad, te ha calmado y consolado y te ha ayudado a superar esa prueba.
Los tiempos y las estaciones cambian, pero Dios permanece inmutable. Él siempre será “el Dios de toda consolación” ¡y hoy está pendiente de ti!