💐🌻👏⛪️🌺Antes de comenzar otro día en tu vida; repite para ti: “Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan”.💐🌻👏⛪️🌺

jueves, 23 de febrero de 2017
DE TODO CORAZÓN 

Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan. Sal. 119:2.

La felicidad no es solo seguir al pie de la letra los testimonios o prescripciones divinas cuando las otras personas te ven. No se trata de vivir para agradar a los seres humanos, llámese iglesia, familia o sociedad. No basta cumplir todo. Es necesario hacerlo “con todo el corazón”. Estés donde estés. En público o en privado. Lo que importa no es solo la opinión de los otros, sino la opinión divina.

El tipo de relación que Dios desea tener contigo es personal, de Padre a hijo. Tú eres un ser humano, con sentimientos y conciencia. No eres una mera máquina programada para moverte. Silo fueras, Dios solo sería el Fabricante, pero tú no eres una máquina, eres un hijo amado. El no espera que la máquina funcione correctamente, anhela que el hijo amado le entregue el corazón y sea feliz. Sus prescripciones no son simples recomendaciones. Son secretos e instrucciones que funcionaron en la vida de mucha gente, y pueden también funcionar en la tuya.

Cuando tú entregas el corazón a Dios, le entregas el ser entero y vives para Jesús. El resultado es que ahora tú eres feliz. Al seguir los consejos divinos, tus pies no tropiezan, tus decisiones son acertadas, tus posiciones seguras, tus relaciones prósperas y tu vida abundante y completa.

¿Es así de sencillo? Sí, lo es. Somos nosotros los que complicamos las cosas simples de Dios. Nos internamos en los laberintos de la racionalización, de la filosofía, de la incredulidad, del escepticismo cruel o de la duda existencial, y nos perdemos en la oscuridad de nuestros miedos, complejos y traumas, hasta que quedamos definitivamente prísioneros de nuestros propios fantasmas.

Perdemos la capacidad de amar. No amamos a Dios, ni nos amamos a nosotros mismos, y mucho menos a los que nos rodean. Fingimos que amamos. Jugamos con el amor, pero vivimos cada vez más vacíos. Dios no quiere eso. Esa es la razón por la que trata de conquistar tu corazón. Servirlo “con todo el corazón” es servirlo por entero, sin divisiones ni mezquindad. Un ser dividido no tiene la mínima posibilidad de ser feliz.

Antes de comenzar otro día en tu vida; repite para ti: “Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón lo buscan”.

Pr. Alejandro Bullón

Quizás te Pueda Interesar..!!