MAS SABIDURIA
Da instrucción al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al justo y él crecerá en prudencia. Prov. 9:9. *
Hay una diferencia entre un hombre instruido y un hombre sabio. El colegio nos da instrucción y nos ofrece conocimiento. Pero solo Jesús nos da sabiduría y gracia.
En el texto de hoy Salomón define a la sabiduría como prudencia. Ser sabio es ser prudente y si tú buscas en el diccionario encontrarás que una de las mejores definiciones de prudencia, es el equilibrio. Por tanto, sabiduría significa equilibrio, y el equilibrio no se aprende en la Universidad, no es fruto del estudio, ni es el resultado de años de investigación y búsqueda. El equilibrio es un don que Jesús concede a aquellos que viven una vida de comunión diaria con él.
Es impresionante observar que para ser feliz es necesario ser equilibrado en todas las áreas de la vida humana. Comenzando por la vida personal, pasando por las relaciones familiares y terminando en la carrera profesional. Cualquier tesoro en manos de una persona sin equilibrio es como una hermosa rosa en las manos de un orangután. El animal es incapaz de apreciar la belleza de la flor y acabará destruyéndola.
Las personas muy instruidas son, a veces, incapaces de hacer felices a los que viven cerca de ellas. Un título académico, un cargo, una función, no nos da necesariamente equilibrio. Es cierto que todo eso debería contribuir para que la persona adquiriese sabiduría, pero en la mayoría de las veces no ocurre así, porque la sabiduría es algo interior, colocado por Dios en el corazón de aquellos que lo reconocen como tal.
La persona equilibrada anda siempre en la línea del medio. Eso no significa permanecer encima del muro, indeciso, indeterminado y temeroso. ¡No! Al contrario, significa estar abierto a la vida, al cambio, al aprendizaje constante, dispuesto a escuchar la opinión de todos a fin de tomar una decisión acertada. Significa humildad para aceptar los errores y valor para corregidos. Por eso, hoy, antes de tomar una decisión sobre cualquier asunto, recuerda el consejo divino: "Da instrucción al sabio y se hará más sabio todavía; enseña al justo y él crecerá en prudencia".
Pr. Alejandro Bullón